El pueblo bereber de Ait-Ben Haddou |
Coronando un risco de unos cien metros de altura, la antiquísima fortaleza de Ait-Ben hHaddou aparece en el paisaje desértico como un espejismo. La huella para llegar hasta él asciende desde la huella de lo que alguna vez fue un río, y que a veces con las crecidas y las lluvias renace y da vida a los cultivos que se desarrollan alrededor del pequeño poblado, que se sostiene como un sueño más dentro de esta región.
Ubicación
Se encuentra en la provincia de Ouarzazate, entre las provincias de Tata y Marrakech, en la región de Souss-Massa-Draâ en Marruecos a lo largo del río Ounila.
Mapa de situación de Ait-Ben Haddou |
Ait-Ben Haddou se sitúa a 190 km de Marrakech y a sólo 30 de Ouarzazate, capital de la provincia homónima y centro neurálgico de la región.
Marruecos es atravesada por la imponente coordillera del Atlas, que la separa en dos de manera diagonal, dejando a un lado la Marruecos oceánica, mucho más fértil y donde reside más del 95% de la población y la Marruecos Sahariana interior, donde ya sólo algunos ríos estacionales se atreven a interrumpir al desierto del Sáhara, que es donde encontramos Ait-Ben Haddou. Las carreteras son estrechas y muy frecuentadas por camiones cargados de mercancía que serpentean con incosciencia el peligroso puerto de Tizi-n-Tichka que cruza ambas partes del Atlas.
Tortuoso paso de montaña de Tizi-n-Tichka para atravesar el Atlas |
Kasbah
La kasbah es un complejo de edificaciones unifamiliares independientes congregadas entre sí para su mejor defensa y protección. En el pasado llegaron a constituirse auténticos pueblos fortificados. Las kasbahs como Ait-Benhaddou fueron grandes pueblos amurallados, diseñados para defender la cosecha y los palmerales que crecen junto al curso macilento de los cauces. Esta hermosa y soberbia kasbah fue construida en adobe con torres almenadas y adornos de ladrillo crudo.
Una de las Kasbahs de Ait-Ben Haddou |
Estos pueblos albergaban importantes comunidades agrarias, mercantilistas y guerreras, con una visión particularmente purista del Islam. De economía fundamentalmente agrícola, la sociedad era conservadora y practicaba el cultivo en terraza en numerosos valles de los ríos que desaguan hacia el sur de la cordillera.
Curso seco del río y cultivos |
Terrazas cultivables |
La historia cuenta que Ait Benhaddou se hizo fuerte y poderosa en el período de las caravanas comerciales que llegaban desde el sur de África y necesariamente debían cruzar el Monte Atlas y con ello llegar hasta la fortaleza.
El Atlas nevado al fondo |
Durante los calurosos días la gente del lugar casi no se ve en la calle, y parecen perderse entre las sombras de las laberínticas callejas y pasadizos subterráneos. Aunque el paisaje es árido y rocoso, el agua no falta. La tierra es de de poca vegetación, aunque abunda la palmera datilera, la higuera, el naranjo y limonero, entre otros árboles frutales como el almendro o el manzano. En una visión amplia del paisaje podemos ver diferentes tonalidades de rojo, según la hora del día, con sus numerosas torres fortificadas que parecen adosadas a la montaña. Si se puede, es muy aconsejable hacer una visita al torreón de la antigua kasbah, donde encontrarás maravillosas vistas panorámicas de la región con el Alto Atlas como telón de fondo. Un espectáculo único e imperdible, que te llenará de la esencia atemporal de esta tierra indómita y del modo de vida arcaico y tenaz de su gente.
Paisaje desértico en las inmediaciones del Ksar de Ait-Ben Haddou |
Callejuelas del Ksar |
Los bereberes
El pueblo Bereber es una nación orgullosa que, del mismo modo que supo emplear su posición estratégica para beneficiarse del comercio, la utilizó también para practicar el asalto o cobrar el impuesto de paso. Divididos en tribus, su historia es también la de las disputas entre clanes. De ello dan cuenta los cientos de fortalezas que señalan el curso de los ríos estacionales.
Vista panorámica de Ait-Ben Haddou |
Construidas con barro, las cuadradas kasbahs con torres almenadas protegen cada pedazo de terreno fértil. Encajonados entre los altos picos del Atlas y la inmensidad del Sahara, los beréberes de los áridos valles presaharianos han desarrollado desde hace milenios una destreza especial para el comercio, las artesanías y la agricultura. Y han sabido sacar partido a los torrentes que bajan hacia el sur desde las nieves del Atlas. El verdor de los plantíos, cultivados con palmeras, olivos, frutales y hortalizas hasta el último metro, contrasta con la sequedad circundante, donde el desnudo terreno muestra el perfil de un antiguo fondo marino plagado de fósiles y la proximidad del desierto es siempre un aviso de peligro.
Tienda local en Ait-Ben Haddou |
Alfombras artesanales bereberes |
La artesanía, en forma de alfombras, cueros, cerámica, orfebrería y joyas asalta ahora al turista desde cualquier lugar de los poblados de esta región. La música y la tradición oral son el único patrimonio de una tierra en la que la antigua población bereber se ha mezclado con los árabes y negros subsaharianos que fueron llegando con las circunstancias de la Historia. Felizmente la hospitalidad es virtud y tradición bereber, y un té verde y una larga conversación esperan a quien se deje llevar por un tiempo que en esta región corre más lento. Eso sí, siempre intentarán venderte algo, pero no puede ser de otro modo, ya que ese es su modo de supervivencia desde hace siglos.
Detalle de la construcción bereber |
"El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios" (Carlo Goldoni)
Siempre es un placer leerte, Paco :)
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