Es probable que muchos no sepáis dónde está, o mejor dicho, dónde estaba. Porque hace ya unos años que murió.
¿Y cómo puede morir un mar? os preguntaréis. Pues la respuesta es tan simple como tonta, ¡asesinándolo!
Os pongo en situación, el Mar de Aral se encontraba entre la ex repúblicas soviéticas de Kazajistán y Uzbekistán, lo que en su día fue parte de la gigantesta Unión Soviética y que hoy se conoce como Asia Central.
Si hoy en día, nos metemos en google, y buscamos "Mapa de Asia" nos encontraremos algo así:
Mapa político de Asia |
En rojo he señalado los dos mares interiores, a veces calificados como lagos gigantes que hay en el mapa en Asia Central. Por un lado el Mar Caspio el lago más grande del mundo, y por otro, el tema de esta entrada del blog, el Mar de Aral.
A pesar de seguir dibujado en la gran mayoría de los mapas, tanto políticos como físicos de Asia, ese Mar de Aral ya no existe.
El antiguo Mar de Aral
El Mar de Aral era el cuarto lago más grande del mundo, de ahí su denominación como mar. En 1960, fecha del inicio de su asesinato, tenía una superficie de 68.000 kilómetros cuadrados (un mar como Irlanda de grande o casi tanto como Castilla la Mancha). Los antiguos geógrafos árabes y persas denominaron el mar como Khuarazm o Kharezm que en español significa aproximadamente «mar de islas», ya que contaba con más de 1.500 pequeños islotes e islas.
Su formación como mar interior, se debió a que es una zona depremida, en la cual desembocan los ríos Amu Daria y Sir Daria y como es la zona más baja en toda esta basta región, los aportes hídricos de esos dos ríos la conviertieron en un gran lago hace 20.000 años, durante el Pleistoceno. Al encontrarse en una zona desértica, sin apenas vegetación, fue denominado como un gran oasis de vida para esta región del centro de Asia. El mar fue la forma de vida de sus habitantes durante miles de años, y es que en este gran lago salado, la pesca siempre había sido abundante y ésta, era el motor económico de la región.
Barcos pesqueros faenando en el Mar de Aral |
Flota pesquera en el antiguo puerto de Mo‘ynoq (Uzbekistán) |
No fue ni mucho menos una muerte natural, no fue por tanto un cambio climático el que hizo que el lago desapareciera. La razón es como casi el 100% de las veces humana, o mejor dicho, inhumana. Seguramente ha sido el mayor desastre ecológico y ambiental en la historia de la humanidad. Y nunca algo tan grave, ha sido tan silenciado...
Corría la década de los 50, la II Guerra Mundial había acabado pocos años antes y la Unión Soviética se encontraba destrozada y hambrienta. Sus dirigentes en un despacho del Kremlin moscovita a 2.000 kilómetros de distancia del Mar de Aral, deciden que los dos ríos que la abastecen, el Amu Daria y el Sir Daria serán desviados y aprovechados para irrigar una basta extensión de desierto con el fin de producir cereal y algodón.
El gran regulador del clima que era el Mar de Aral, entre dos grandes desiertos es sentenciado a muerte.
Desde 1960 que se decide el desvio de los caudales de los dos grandes ríos que abastecen el lago hasta 1965, ninguna gota de agua llega al Mar de Aral. Las prisas que se dio la URSS por llevar a cabo el plan, hizo que la construcción de millones de kilómetros de canales artificiales para regar el desierto hiciera que mucha de esa agua se perdiera malgastada en contrucciones hechas a todo correr.
En ese año 1965 un alto cargo ruso diría que “El Mar de Aral debía morir como un soldado muere en la batalla”. Incluso los cienfíticos afines al régimen afirmaban estar con el progreso industrial a costa de los recursos naturales. Así un Presidente de la Academia de la Ciencia de Turkmenia aseguró lo siguiente: “Yo pertenezco a ese grupo de científicos que creen que secar el Mar de Aral aporta más ventajas que conservarlo”.
Lo peor era que mientras el nivel del Mar de Aral seguía bajando no hubo protestas por tan increíble atropello medioambiental. Hasta finales de los ochenta, cuando el lago había perdido más de una tercera parte de su caudal, y los problemas ya eran evidentes no sólo a nivel de biotopo sino también social, no hubo conciencia de que lo que sucedía en aquella zona de Asia Central era una absoluta catástrofe. Una vez cayó el telón de acero se empezaron a idear maneras de “recuperar lo que había” pero el daño estaba hecho y ni si podía ni se quería hacer nada.
El Mar de Aral en la actualidad
Medioambientalmente hablando la desecación ha supuesto que se conserve menos de un 10% de su tamaño original. El Mar de Aral quedó dividido en norte y sur, siendo el primero más grande que el segundo. Esto ha traído consecuencias nefastas como la desaparición de numerosas especies animales y vegetales, algunas endémicas, e incluso un cambio de clima radical. La salinididad es extrema y ha volado a decenas de kilómetros matando zonas fértiles de los dos países protagonistas. Pero eso no es todo, se ha sabido de la utilización de fertilizantes muy fuertes para acelerar el crecimiento de las algodoneras que hoy en día suponen un veneno que se mezcla con la tierra y el viento. Las tormentas de arena, prácticamente incesantes, y la contaminación del agua y del aire ha multiplicado los casos de enfermedades respiratorias que antes apenas tenían presencia en la zona. Así la tuberculosis es un problema en aumento que afecta a un número grandísimo de pacientes. En el período 1973-1988 los enfermos de fiebres tifoideas se multiplicaron nada más y nada menos que por veintinueve. Lo mismo ocurre con las hepatitis y el aumento de los casos de muertes por cáncer.
Imagen por satélite del Mar de Aral en los diferentes años señalados |
Lo que en su día fueron las dos mayores ciudades y puertos más importantes del Mar de Aral, Aralsk en Kazajistán y Mo‘ynoq en Uzbekistán, una al norte y otra al sur son hoy ciudades que han perdido hasta el 70% de su población dibujando un paisaje de ciudad fantasma, en la que las enfermedades producidas por la sobresalinidad del ambiente y los efectos de la utilización de fertilizantes para las plantaciones de algodón hacen que la vida en todas las localidades cercanas a lo que un día fue un mar, sea peligroso y cancerígeno.
Y si por si fuera poco, a todo esto, se le une la maldición para toda la eternidad de lo que un día fue una isla en el medio del mar, la isla Vozrozhdeniya.
En 1948 se construyó un laboratorio soviético secreto de armas biológicas que formaba parte de las 18 instituciones de la agencia de guerra biológica contra los EE.UU. y el capitalismo en la isla situada en mitad del mar de Aral, en la isla Vozrozhdeniya (Renacimiento); que actualmente es una península, y es territorio en disputa entre Kazajistán y Uzbekistán. Los detalles concretos sobre la historia, las funciones y la situación actual de estas instalaciones no han sido revelados aún. La base fue abandonada en 1992 tras la desintegración del ejército soviético. Diversas expediciones científicas demostraron que ese lugar se había utilizado para la producción, pruebas y también el desecho de armas biológicas. Estos fueron limpiados en parte, gracias a un proyecto internacional conjunto para limpiar los vertederos, en particular los de carbunco, conocido como ántrax en español, y donde sus restos fueron utilizados por terroristas islámicos en los ataques con ántrax de 2001 contra periodistas y políticos estadounidenses tras los atentados del 11-S.
En definitiva, un lugar sin suerte por la codicia de algunos y la dejadez de muchos otros.
A pesar de ser un blog que muestra lugares increíbles del planeta tierra y de llamarse "O Lume Minunata" que en rumano quiere decir "Un Mundo Maravilloso", esto es una muestra de repulsa hacia los que durante más de 50 años han provocado, bien por acción directa o bien por dejadez y complicidad, la muerte del cuarto lago más grande del mundo, el asesinato del Mar de Aral.
Un tributo al mar que se fue y nunca volverá.